Diamantes cultivados en laboratorio frente a diamantes extraídos

Superioridad de los diamantes cultivados en laboratorio frente a los extraídos de minas

Como ya se ha señalado, los diamantes cultivados en laboratorio y los extraídos de minas suelen tener la misma composición química y las mismas propiedades físicas. Ambos están hechos de carbono y pueden contener nitrógeno u otros oligoelementos; ambos pueden tener deformaciones plásticas introducidas durante el crecimiento del cristal.

Dado que los diamantes se forman de forma caótica bajo la corteza terrestre, los enlaces entre los átomos de carbono de su estructura cristalina pueden ser imperfectos*. El defecto estructural más común se denomina "dislocación": cuando los enlaces entre átomos se rompen, disminuye la durabilidad y empeora el rendimiento lumínico.

Otro problema que afecta tanto a la durabilidad como al rendimiento lumínico de los diamantes extraídos es el contenido significativo de nitrógeno. La presencia de átomos distintos del carbono da lugar a una estructura cristalina heterogénea que hace que el diamante sea menos estable y claro.

Por el contrario, los diamantes cultivados en laboratorio se forman en condiciones controladas y, por lo tanto, son de mejor calidad en general: la estructura cristalina homogénea y el contenido nulo de nitrógeno son bastante comunes.

Todo lo anterior demuestra que los diamantes cultivados en laboratorio (especialmente los cultivados en HPHT) son superiores. Son más duraderos y brillantes, lo que objetivamente los convierte en mejores diamantes desde un punto de vista científico.

¿Cuál es la diferencia?

El diamante -el material, no la gema- es un mineral formado por "carbono esencialmente puro cristalizado en el sistema cúbico isométrico".

Los diamantes se extraen de las profundidades de la tierra. Se crearon hace entre 1.000 y 3.000 millones de años mediante una combinación específica de calor elevado y presión intensa.

Los diamantes cultivados en laboratorio se obtienen a partir de carbono de gran pureza sometido a altas presiones y temperaturas o a partir de gas que contiene carbono mediante deposición química de vapor (CVD).

Desde el punto de vista físico, químico y óptico, ambos son carbono cristalizado.

Los diamantes extraídos de minas y los cultivados en laboratorio parecen idénticos. El origen real es lo que los diferencia.

Los diamantesartificiales o cultivados en laboratorio se produjeron por primera vez en un laboratorio en la década de 1950. Aunque los diamantes de calidad gema se produjeron por primera vez en un laboratorio en 1971, no fue hasta mediados de la década de 2010 que los diamantes incoloros cultivados en laboratorio entraron en el mercado de gemas y joyas en cantidades comerciales.

Aunque el origen de un diamante cultivado en laboratorio es diferente al de un diamante extraído, la estructura sigue siendo la misma. Por lo tanto, dado que las propiedades físicas y químicas son las mismas, todos los científicos los consideran un diamante (las diferencias de origen sólo pueden detectarse utilizando equipos especiales).

Los diamantes artificiales no sólo ofrecen la misma claridad y calidad que los extraídos de las minas, sino que se crean de una forma más sostenible, más ecológica y mejor a largo plazo para el medio ambiente.

Y como el diamante artificial se cultiva en condiciones controladas, parece tener mayor claridad y color.

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