En los últimos años, la industria del diamante ha cambiado mucho porque ahora existen diamantes cultivados en laboratorio. Con alternativas sostenibles y éticas a los diamantes naturales, este enfoque innovador desafía las prácticas tradicionales e introduce nuevas formas de abastecerse de diamantes extraídos.
¿Qué es el diamante cultivado en laboratorio?
Los diamantes cultivados en laboratorio, también llamados diamantes artificiales o cultivados, se fabrican utilizando tecnología avanzada para que parezcan diamantes extraídos de minas. El origen de estos diamantes se cultiva meticulosamente en entornos controlados en lugar de extraerse de las profundidades de la Tierra, lo que los hace idénticos a sus homólogos extraídos.
Los primeros diamantes cultivados en laboratorio
Los primeros intentos de fabricar diamantes de laboratorio se remontan a mediados del siglo XX, cuando los científicos lograron fabricar pequeños diamantes de baja calidad en un laboratorio. Fueron necesarias varias décadas de investigación y progreso tecnológico para obtener diamantes de laboratorio de calidad comparable a la de los diamantes extraídos de las minas.
La búsqueda de diamantes cultivados en laboratorio comenzó en 1797, cuando los científicos desvelaron que el diamante era carbono puro. Esta revelación desencadenó la ferviente determinación de fabricar el primer diamante en un laboratorio. A lo largo del siglo XIX, se realizaron numerosos esfuerzos para reproducir en un laboratorio las condiciones que favorecen la formación de diamantes. A pesar de pretender tener éxito, los investigadores encontraron dificultades para reproducir estos experimentos.
Un gran avance se produjo en 1954, cuando General Electric (GE) produjo con éxito los primeros diamantes de laboratorio probados en el marco del clandestino "Proyecto Superpresión" Este proyecto, iniciado en la década de 1940 pero retrasado por la Segunda Guerra Mundial, experimentó durante años con diversos métodos, temperaturas y presiones para transformar el carbono en diamantes. Utilizando una prensa de cinta de alta presión, los científicos sometieron pequeños cristales semilla a condiciones extremas, disolviendo grafito en metales como hierro, níquel y cobalto para acelerar la conversión en diamante.
El momento crucial llegó cuando el material resultante se mostró impermeable a las herramientas de corte, confirmando la creación del diamante. El mérito de este hito se atribuyó a un equipo de científicos, entre los que destacaban Herbert Strong y Howard Tracy Hall.
Los diamantes producidos por GE en 1954, aunque importantes, eran demasiado pequeños para ser utilizados como gemas, por lo que se emplearon en entornos industriales. Sin embargo, este logro sentó las bases para que GE fuera pionera en la producción de cristales de calidad gema en 1971. Su innovador proceso consistía en aplicar calor y presión a una semilla de grafito dentro de un tubo hasta que maduraba y se convertía en un diamante.
A pesar de la naturaleza innovadora de este descubrimiento, las altas temperaturas y presiones necesarias para su producción hicieron que estos diamantes artificiales no fueran económicamente competitivos con sus homólogos naturales. Además, los primeros diamantes de calidad gema cultivados en laboratorio presentaban a menudo un tono amarillo y numerosas inclusiones, lo que les impedía alcanzar altas calificaciones basadas en los estándares de color y claridad aplicados a los diamantes blancos o incoloros.
Los estudios revelaron que la abundancia de nitrógeno era responsable de la coloración amarilla observada en estas gemas. Las subsiguientes mejoras y ajustes introducidos en el procedimiento de fabricación condujeron al éxito en la producción de diamantes sin defectos. En el transcurso de varias décadas, la colaboración entre científicos de Estados Unidos, Rusia y China culminó en el desarrollo de diamantes cultivados en laboratorio que superaban a sus homólogos naturales en cuanto a peso en quilates, color y claridad. Poco a poco, estas gemas creadas en laboratorio se hicieron un hueco en el mercado del diamante.
Diamantes modernos cultivados en laboratorio
En los últimos años se han intensificado los esfuerzos para producir diamantes de alta calidad cultivados en laboratorio. La precisión de las técnicas de crecimiento, como la alta presión y alta temperatura(HPHT) yla deposición química de vapor(CVD), ha permitido a científicos e ingenieros producir diamantes indistinguibles de sus homólogos extraídos de minas.