Los expertos predicen: Los diamantes cultivados en laboratorio son el futuro de las novias y los relojes

Los consumidores de joyas gastan de media unos 6.000 dólares en un anillo de compromiso. Se trata de una tradición que se remonta a varias décadas atrás. Sin embargo, los clientes millennials suelen sentirse cómodos con un presupuesto de entre 2.000 y 3.000 dólares por un anillo. Con el aumento de la inflación, personas de todo el mundo buscan formas de ahorrar dinero, incluso en los anillos de compromiso. A medida que aumenta el número de compradores de joyas que ajustan sus presupuestos, la respuesta ideal es adquirir un diamante cultivado en laboratorio, que puede costar hasta una quinta parte de una piedra extraída idéntica. Éste es sólo uno de los factores que hacen de las gemas artificiales el futuro del segmento nupcial.

Mientras que los diamantes de laboratorio representaban solo el 2% del mercado global de diamantes allá por 2018, la cifra saltó al 10% a finales de 2022. Constantemente se crean nuevas marcas en Estados Unidos, Europa y Australia, donde los diamantes cultivados en laboratorio se están haciendo especialmente populares. Los joyeros australianos esperan que la piedra fabricada se utilice en alrededor del 40% de los anillos de compromiso a finales de 2023. El principal argumento de marketing, aparte de la disponibilidad, son los beneficios ecológicos y sociales. Las piedras creadas en laboratorio suelen considerarse más sostenibles y éticas que sus homólogas extraídas de minas. Sin embargo, la principal razón de su creciente popularidad es su aceptación por parte de las marcas consolidadas y los principales actores del sector.

Desde que Pandora anunció el lanzamiento de colecciones de joyas con diamantes cultivados en laboratorio, cada vez son más las marcas famosas que adoptan y legitiman las piedras artificiales. El bruto manufacturado permite patrones de corte más versátiles. Los diseñadores pueden dar rienda suelta a su creatividad y crear colecciones de joyas únicas y llamativas. Muchas marcas centradas en los millennials se están asociando con empresas en crecimiento para dar vida a sus ideas, como la británica Selfridges, que acaba de lanzar su nueva colección de piezas de joyería con gemas creadas en laboratorio.

Los relojes son otro gran sector de la industria que se está subiendo al tren de los diamantes artificiales. Tras Tag Huer y Breitling, muchas empresas relojeras más pequeñas están empezando a aplicar piedras creadas en laboratorio en sus diseños. Según Watchpro, las marcas promocionan estas piezas como "arte, una pieza lúdica que hace virtud de las libertades creativas que proporciona el cultivo de diamantes en laboratorio".

Analistas tan famosos como Edhan Golan, Marty Hurwitz y Paul Zimnisky afirman que los diamantes creados en laboratorio no tienen vuelta atrás. Y aunque todavía hay gente de la industria que intenta oponerse, es muy probable que las piedras artificiales sean un futuro parcial de todo el mercado de la joyería. Como dijo Hurwitz, "se está produciendo una revolución de los consumidores gracias a los diamantes cultivados en laboratorio. Como industria, debemos aceptar el cambio y dar a los consumidores la posibilidad de elegir". Si las estrategias de marca y la tecnología siguen desarrollándose, esta revolución de los diamantes cultivados en laboratorio será imparable.

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